El ATP (trifosfato de adenosina) es la única fuente inmediata de energía para la contracción muscular.
En el músculo esquelético hay ATP almacenado con el fin de proveer la energía química necesaria para las contracciones rápidas.
Ese almacén no es suficiente para satisfacer la energía demandada en actividades de mayor duración, recurriendo el organismo a sus reservas para producir más ATP.